El mes de agosto comenzó con novedades en relación al mosquito Aedes Aegypti, transmisor del virus del dengue. Un estudio científico de investigadoras del CONICET confirmó la presencia de mutaciones genéticas que los hacen tolerantes a dosis normalmente letales de insecticidas e involucró a una localidad de la Zona Norte de La Plata.
La investigación se desarrolló en el marco de la Red Argentina de Vigilancia de la Resistencia a los Plaguicidas de uso en Salud Pública (RAReP) e incluyó diversos puntos geográficos del partido de La Plata. Entre ellos, la localidad de Arturo Seguí, tomada como rural por la menor densidad de viviendas.
Al respecto, Sheila Ons, investigadora del CONICET en el Laboratorio de Neurobiología de Insectos e integrante principal del flamante estudio, explicó: "Hay tres genotipos o variedades genéticas: el sensible, es decir el de aquellos individuos que son alcanzados por el efecto del insecticida y mueren por volteo; el R1, que tiene una mutación que los hace resistentes pero en un nivel bajo; y el R2, que presenta dos mutaciones y se asocia a una resistencia alta".
Un becario junto a las investigadoras María Victoria Micieli (izquierda) y Sheila Ons (derecha).
Mientras que también destacó: "En estos lugares (entre los que se encuentra Arturo Seguí) encontramos el genotipo R1, pero todavía la mayoría de los mosquitos son sensibles. Esto indica que, cuanto más se usan los insecticidas, evolutivamente se va seleccionando el genotipo resistente y de a poco van quedando solamente los individuos con esta ventaja genética, que a su vez tienen descendencia con una mayor proporción de resistencia".
Vale destacar, que la investigación de científicas del CONICET fue publicada en la revista Parasites & Vectors. Para ser más claros, en Arturo Seguí los mosquitos se han vuelto resistentes a las fumigaciones con insecticidas de tipo piretroides, que son aquellos que atacan una proteína ubicada en las membranas de las neuronas, a las cuales estimulan hasta provocarles parálisis o la muerte.
Por su parte, María Victoria Micieli, investigadora del CONICET, directora del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores y otra de las autoras de la investigación, remarcó: "Siempre tenemos que estar mirando lo que sucede en países vecinos del norte de Sudamérica porque el dengue es un problema regional. Todo comienza con una persona que viaja y contrae dengue".
A lo que agregó: "Cuando vuelve, es picada por otro mosquito que en ese momento se infecta y que sigue picando mientras en su interior el virus cumple un ciclo de 14 días, con lo cual es una dinámica exponencial, que va aumentando a lo largo del tiempo. La única manera de bloquear este proceso es matando a los mosquitos infectados".
Por último, en diálogo con la colega Mercedes Benialgo, ambas especialistas coincidieron en que únicamente en estos casos de brote, es necesaria la fumigación con insecticidas químicos. El problema, y lo que motivó su reciente investigación, es el uso incorrecto e indiscriminado de esta herramienta de control del vector.
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