La historia tuvo lugar en la Calle 3 bis entre 517 y 518 hace varios días atrás, pero el propietario de la estatua, llamado Paulo, decidió hacerlo público recién en las últimas horas. En la dirección citada, se encontraba la figura de un perro al que se lo reconocía en el barrio como “Bartolo”, quien ya formaba parte del del paisaje urbano y era muy querido por los vecinos.

Era tal el cariño que recibía, que ya varios frentistas tenían la costumbre de pasar y acariciar a la escultura. Gracias a las filmaciones de las cámaras de seguridad de su propietario, se pudo saber que fue sustraída por dos sujetos, ajenos al barrio, que circulaban por la cuadra con un carro. 

En un emotivo diálogo con Diario El Día, Paulo afirmó: “Un día salí a buscarla por la zona. Estaba convencido que la iba a ver en el patio de una casa. Es que en otro lugar no podría estar. ¿Para qué se puede usar una escultura de un perro?. Pero di vuelta y nada”. La principal indignación se basa en que no tenía un valor económico, sino simbólico.

Por este motivo, no se logra entender la utilidad con la que fue robado. Igualmente, reconoció que no pierde las esperanzas de recuperarla. Por ello también expresó un pedido de deseo: "Que la dejen en la esquina de última. Pero devuélvanla". El barrio entero pide por vuelta de uno de sus personajes característicos.

Fuente El Día / Imagen Meramente ilustrativa.