viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº1941

Weekend | 4 jun 2023

Vecinos que Cuentan Historias

👪 ¿Cuál es la familia que vivió en la primera casa de City Bell y dónde estaba ubicada?

Un nuevo relato extraído del libro del Club Atlético y Fomento City Bell. En esta ocasión, la historia de Vicenta, quien fuera compañera de vida de uno de los fundadores de la localidad. Su pasión por las plantas y la devoción por sus vecinos, a quienes atendía con remedios caseros en la primera casa del pueblo.


En la entrega N°13 de extractos del libro "City Bell: Vecinos que cuentan historias", les compartimos el texto "Vicenta Margarita Gamerro de Büchele", publicado por Adriana Büchele. En el texto, la autora nos cuenta al detalle el perfil de su abuela, que fue la esposa de Don Tobías Büchele, uno de los fundadores de City Bell. Ambos habitaron la primera casa levantada en el pueblo en lo que actualmente sería Calle 473 (Cantilo) y 13 B.

 

Adriana Büchele: Vicenta Margarita Gamerro de Büchele

Sobre la Calle Cantilo (473) una casa sobresale, no por su diseño sino por su jardín colorido de millones de amapolas rojas, algunas pocas blancas, y demás especies de plantas que vaya uno a saber de dónde fueron traídas. Entre semejante belleza, ella está allí, vestida de forma impecable, con su batón colorido prendido por delante, sombrero de paja con algún detalle de flor encontrada esa misma mañana. Sus labios pintados siempre de color rojo, su piel blanca con manchas de la vida, sus manos suaves y frágiles, y ese aroma a colonia de rosa que se mezcla con su jardín. Así, simplemente mi abuela Vicenta.

Todas las mañanas, antes de poner los pies en el suelo, se sentaba en su cama con barrales de bronce, estiraba sus brazos y piernas en posición de yoga, respiraba profundo varias veces, y ejercitaba sus músculos al compás de la respiración; rotaba el cuello, movía los ojos. Yo miraba atónita, con ojos de ocho... nueve años, a esa persona que seguía manteniéndose vital a los... no sé... muchos años. 

Mis padres me dejaban cuando cruzaban el río con el barco, y yo pasaba un finde en tierra, compartiendo esos momentos. Después de sus ejercicios se levantaba, y comenzaba a escucharse por la cocina ese ruido de ollas y animales contentos. En la mesada siempre ocupada, entre recipientes, gajos de plantas, semillas para los pájaros y cosas raras que solo podía espiar, encontraba algo para darle al perro y comenzar el día.

 

En la ex casa de los Büchele han funcionado diversos comercios en los últimos años

Sobre el fuego una placa de amianto, olor a tostadas y el continuo hervir de un brebaje de diferentes yuyos curativos impregnaba con su aroma toda la cocina. Algunas veces sacaba de algún lugar secreto una caja de agujas y jeringas, y si algún vecino no se sentía bien, ella hervía y hervía por horas todo su equipo de enfermería casera, se lavaba las manos y lo citaba a una hora. 

Ahí era cuando yo solo podía espiar hasta que le pasaba el algodón con alcohol por la piel. Luego, con solo una mirada, sabía que me tenía que ir. Ese era el momento en que mi imaginación de niña hacía de las suyas y pensaba en la gran aguja que pinchaba a la pobre víctima, aunque nunca escuché quejarse a ninguno.

Y así el día transcurría tranquilo, jugando con los perros, trepando el portón sobre la Calle Cantilo, esperando que pase el 273 o viendo a "Pepeco" con su carromato pasar, mientras la "Abu" seguía sacando algún que otro yuyo rebelde entre sus preciadas plantas.

Según qué día, la acompañaba a la feria que estaba en la plaza de Cantilo, y allí "Pecas" la esperaba y le entregaba la mercadería que ella siempre compraba. Si la calesita funcionaba, era mi abuelo Tobías el que me llevaba. Solo un par de vueltas, y si tenía suerte, sobre el caballo de madera, agarraba la sortija. Pero eso fue poco tiempo.

A las 16:00 era la hora del mate, tradición que en la familia sigo cultivando. Momento de pausa entre las miles de plantas, a la sombra, sentadas en el banco de madera. Muchos pájaros venían a la selva de mi Abuela, y mientras yo me imaginaba emboscadas entre ramas y árboles y me escondía entre ellas sin que me viera, los grandes mateaban y charlaban de sus cosas, aburridas para mí.

Muchas veces observaba los picaflores libar las flores campanitas naranjas, y fue en ese momento en que ella me enseñó a chupar en el pico de esas flores el mismo néctar que ellos se llevaban. ¡Claro! Me retaba si arrancaba todas esas flores, al entusiasmarme con el rico jugo dulce.

Las campanitas naranjas eran un clásico en el jardín de Vicenta en City Bell.

Al fondo, un pequeño invernáculo contra el galponcito abierto. Allí se guardaban las jaulas de los pájaros y miles de macetas y semillas. Era su rincón secreto, al que entraba en soledad y preparaba plantas, muchas de ellas para regalar a vecinos. Yo solo podía entrar a escondidas, mirar y no tocar... así eran las reglas. 

Sus plantas eran un bien tan preciado que cualquiera que pasara por Cantilo, se paraba y observaba atónito la gran selva. Ella siempre estaba dispuesta a regalar o intercambiar gajos, de especies algunas muy raras, pero su bondad era infinita, era su mundo, las plantas.

Por las nochecitas se juntaban a jugar a las barajas, y mi abuelo Tobías sacaba una lata vieja llena de monedas, que ponía en el borde de la mesa y repartía. Ese era el momento de los grandes, la mesa era ocupada por ellos, y los chicos éramos meros espectadores de jugadas con códigos y risas. La tele en blanco y negro en ese momento se apagaba, y todo giraba en torno al juego.

Vicenta, la esposa de Tobías Büchele, mujer bondadosa y servicial. Mi abuela.


¿Quién fue Don Tobías Büchele?

En su emocionante relato, Adriana también nombra a su abuelo Tobías, que fue un personaje sumamente importante en la historia de City Bell. Repasemos:

Según explican los colegas de City Bell Viva, Don Tobías Büchele nació en Alemania, y vino a la Argentina en busca de un futuro mejor para su familia. Tras unas primeras malas experiencias, conoció al Dr. Adolfo Labougle (presidente de Sociedad Anónima City Bell) quien le ofreció trabajar como administrador en el pueblo que se estaba formando.

Tras aceptar este empleo, su esposa (Vicenta) y sus hijos vinieron en forma definitiva a la Argentina. Vale destacar que los Büchele habitaron la primera casa levantada en el pueblo en lo que actualmente sería Calle 473 (Cantilo) y 13 B.

A partir de entonces dedicó toda su vida a fomentar el crecimiento y progreso de City Bell. Fue miembro activo de la Asociación de Fomento desde el día de su creación en febrero de 1922, hasta su muerte en 1944. Su hijo "Toby" también tuvo una participación activa durante los primeros años de vida del pueblo, ya que era el encargado de la Usina Eléctrica.


¿Cómo ser parte del Volumen 2 de "City Bell: Vecinos que cuentan historias"?

Pautas para ser parte de la segunda entrega de "City Bell: Vecinos que cuentan historias".

Correo para enviar trabajos o efectuar consultas para publicar en la segunda entrega de "City Bell: Vecinos que cuentan historias".

Lectura online y descarga de la primera entrega de "City Bell: Vecinos que cuentan historias".

• Para adquirir el ejemplar físico de la primera entrega, los interesados deberán acercarse a la sede del Club Atlético y Fomento City Bell, ubicada en Calle 473 entre 13 C y Diagonal 3.

 
Entregas publicadas del Volumen 1 de "City Bell: Vecinos que cuentan historias"

"La vuelta al mundo en una manzana": Así era City Bell hace 60 años.

"Días de Carnaval": Los inolvidables festejos del Club Atlético y Fomento City Bell en la década del 60.

"El Jardín 911 y su gente": Una institución modelo en City Bell que va por sus 60 años.

"Algo sobre el Colegio Fray Mamerto Esquiú": ¿Cómo era City Bell y su enseñanza hace 60 años?

"El Savoia en los ochenta": Primeros amigos, travesuras y una infancia inolvidable en City Bell.

¿Sabías que City Bell tuvo su propio cine? Amanecer y ocaso de un sueño compartido.

¿Quién fue Roberto Themis Speroni y cuál es su vínculo con City Bell?

La Casa Azul de Jorge Romero Brest: Un tesoro artístico que perdura en City Bell.

Dueño de una pluma brillante: ¿Quién es "El Hombre Olvidado" de City Bell?

Sus obras son tesoros en museos del país: Enrique Riccio y su lazo indeleble con City Bell.

El mayor acontecimiento en la historia de City Bell: La noche en que se cayó la luna.

Fútbol de época en City Bell: ¿Quiénes jugaron en La Canchita del Negro Joya?

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