

La pol铆tica que no hace pol铆tica: un ox铆moron que resuena en el eco de un hartazgo popular que se estrella contra la inercia del poder local. En un a帽o marcado por la irrupci贸n de un outsider y el clamor por un cambio profundo, se hizo evidente la profunda desconexi贸n entre el sentir de una sociedad exhausta y la realidad pol铆tica.
Las estructuras tradicionales resistieron. Sin embargo, esta aparente victoria deber铆a haber sido una llamada de atenci贸n, una se帽al de que el modelo pol铆tico imperante necesitaba una profunda revisi贸n. Lejos de aprender la lecci贸n, los pol铆ticos locales se enfrascaron en un espect谩culo de disputas vac铆as, tapando la falta de gesti贸n que cada vez se nota m谩s. Mientras tanto, la inseguridad crece, las calles se deterioran y la periferia se hunde en el abandono. Este comportamiento, agrava la desconexi贸n con la ciudadan铆a, que observa con frustraci贸n c贸mo sus problemas son ignorados en pos de disputas pol铆ticas in煤tiles.
Mientras la pol铆tica tradicional se enfrasca en debates infructuosos y luchas de poder, la realidad golpea con crudeza en las calles: inseguridad desbordada, calles rotas que son trampas mortales, periferias olvidadas donde la suciedad y el abandono son moneda corriente. Esta desconexi贸n entre el discurso pol铆tico y la vida cotidiana alimenta un hartazgo que trasciende ideolog铆as, reforzando el mensaje antipol铆tico que tanto se pretende combatir. La inacci贸n de quienes deber铆an representar los intereses del pueblo valida la idea de que "todos son iguales", de que la pol铆tica es un juego ajeno a las necesidades reales.
Seg煤n Landi, la desconexi贸n entre el discurso pol铆tico y la vida cotidiana alimenta un hartazgo que trasciende ideolog铆as.
La obsesi贸n por combatir al nuevo gobierno ha llevado a la pol铆tica tradicional a descuidar sus responsabilidades fundamentales. Los l铆deres, en lugar de buscar soluciones concretas a los problemas de la gente, se enredan en discusiones abstractas y estrategias de oposici贸n que no resuenan con la ciudadan铆a. Esta falta de respuestas concretas a los problemas de la gente valida el discurso antipol铆tico, incluso entre aquellos que inicialmente lo rechazaban. La inacci贸n de la pol铆tica tradicional alimenta la idea de que "todos son iguales"聽y que no representan los intereses del pueblo.
Las consecuencias son alarmantes: aumento de la desconfianza en las instituciones pol铆ticas, riesgo de polarizaci贸n extrema y fragmentaci贸n social, y debilitamiento de la democracia y la participaci贸n ciudadana. Ejemplos concretos sobran: la falta de patrullaje policial en barrios perif茅ricos, el abandono de espacios p煤blicos que se convierten en focos de inseguridad, la burocracia que impide la resoluci贸n de problemas b谩sicos como la reparaci贸n de calles o la recolecci贸n de basura.
La pol铆tica tradicional, en su desconexi贸n, ha creado un vac铆o que est谩 siendo llenado por el discurso antipol铆tico. La gente, cansada de promesas incumplidas y de l铆deres que parecen vivir en una realidad paralela, busca alternativas que resuenen con sus necesidades y frustraciones.
驴Hasta cu谩ndo permitiremos que la pol铆tica se aleje de la gente, mientras la ciudad se desmorona a nuestro alrededor? Es hora de que los l铆deres pol铆ticos locales despierten y reconecten con la realidad. Deben abandonar las viejas pr谩cticas, el espect谩culo de disputas vac铆as y la ret贸rica in煤til, y enfocarse en soluciones concretas a los problemas que aquejan a la ciudadan铆a. Solo as铆 podr谩n recuperar la confianza perdida y demostrar que la pol铆tica, cuando se hace bien, puede ser una herramienta poderosa para transformar la sociedad.
鉁嶏笍 Por Gast贸n Landi. Estudiante de Ciencias Pol铆ticas y fil贸sofo.
Al igual que Gast贸n, vos tambi茅n pod茅s enviarnos tu mensaje contando lo que est谩 pasando en tu barrio o localidad. Somos NexoNorte, la informaci贸n transforma.