El Parque Pereyra Iraola, reserva provincial en los términos de la Ley 10.907 de áreas protegidas de la Provincia de Buenos Aires, y Reserva de la biosfera, en los términos que fija la UNESCO en su programa MaB (Man and Biosphere sus siglas en inglés, que refieren a Hombre y Biosfera, en español), requiere intervención urgente.
Si nos vamos al paisaje histórico, previo a su parquización, la zona era – y lo sigue siendo – un bajo tendido e inundable ubicado entre arroyos, sin árboles y con el pastizal pampeano como ecosistema original, hoy uno de los más amenazados.
Sobre esos suelos pesados, fríos, es que se hizo un diseño que a todos enamora, muchos disfrutan y bastante ha durado a la fecha. Ahora bien, recorriendo el parque, es fácil observar el estado de decrepitud de muchos, sino la mayoría, de los ejemplares originales que lo componen.
También es notable la caída, cada vez más frecuente, de enormes ejemplares de las diversas especies que integran el patrimonio. La ciencia forestal podría contrariar las aspiraciones paisajísticas, de disfrute y – a mi entender – egoísta de algunos de los que reclaman a viva voz "el Parque Pereyra no se tala".
¿Qué estamos diciendo con ese reclamo? Que no nos importa lo que pase mañana; que nosotros lo queremos ver hoy. Argumento por completo contrario al desarrollo sustentable y a las aspiraciones de las generaciones futuras.
Tampoco nos importa demasiado si alguno de los numerosos ejemplares que, en términos técnicos denominamos "árbol de riesgo", caiga sobre algún visitante ocasionándole heridas o directamente la muerte (ejemplos hay, lamentablemente). Queremos disfrutar a toda costa, a cualquier precio, los beneficios que hoy nos genera el parque.
El Parque Pereyra Iraola supo estar en la mira por diversos incendios forestales que generaron suspicacias.
El parque necesita una renovación de su arbolado. El verdadero "patrimonio" es el diseño y no los ejemplares que, como seres vivos que son, crecen, envejecen y mueren. Y nos toca sufrirlo a nosotros si aspiramos a que las generaciones venideras también lo puedan disfrutar.
Pero, claro que hay peros. Esa intervención no se puede hacer a tontas y a locas. Afortunadamente en nuestra ciudad capital contamos con la materia gris necesaria y suficiente como para hacer las cosas correctamente.
El aspecto forestal es uno, el más importante, claro está. Pero es uno de los tantos aspectos que requieren intervención. Alguien, alguna vez, tendrá que tomar la decisión política de considerar al Parque Pereyra Iraola en serio. Hace mucho que no ocurre.
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