viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº1969

La Región | 2 jun 2023

Especial 100° Aniversario

✍ ¿Joaquín Gorina o Villa Solsona? 100 años, un enigma y dos nombres para un pueblo

Te contamos una historia inédita de Joaquín Gorina en el marco de los festejos por sus primeros 100 años de vida. Además, la forja de su identidad a través de la unión de sus primeros habitantes, muchos de ellos inmigrantes que huían de los estragos de la Primera Guerra Mundial.


La tarde empieza a asentarse, detrás de la vieja Estación de Gorina el sol tapado por nubes crea formas en el cielo; en un tono rojizo casi naranja una posible forma de serrucho contrasta con la predominante masa grisácea. La temperatura comienza a descender en uno de los puntos que guardan innumerables hitos en la historia del barrio. 

A unas cuadras, en el cruce de Calle 485 y Diagonal 6, se erige un mástil con una placa con el nombre del pueblo. Pasando la ferretería y la estación de servicio, la misma expone el nombre de la zona. A unos metros puede leerse la inscripción. Al no encontrar el apellido Gorina, cualquiera se sorprende: todos conocemos por fundador al dueño del Haras El Argentino, Joaquín Gorina, pero parece que hay otra historia. 

"Él no fundó el pueblo: ¡Eso podemos discutirlo si querés!". Irrumpe Ángel Luis Brichetti alias "Pirucho", un histórico vecino. 

La placa en homenaje a Don Guzmán Solsona presente en Joaquín Gorina. Foto: Manuel Peralta.

Además de haberse criado desde 1967 en el barrio, él es reconocido por sus repartos de leche de tambo en un carro tirado a caballo. Después de la pausa prosigue su narración:

"Este mástil con la placa afirma; los vecinos en apoyo y acompañamiento de la Provincia de Buenos Aires dieron en llamarle a la localidad Villa Solsona". 

Don Solsona donó los terrenos para la Escuela N°92, su esposa construyó los primeros dos salones. Era un empresario dueño de Textilandia y el Laboratorio Estronas, además ponía incluso su auto para llevar a la gente al hospital, a la novia a casarse, casi a total disposición del pueblo. 

Hay algo que no termina de cerrar en cuánto a la denominación o en todo caso a la confusión del nombre de esta localidad de la Zona Norte de La Plata. "Pirucho" profundiza:

"El tema es el siguiente: Gorina donó las tierras para la construcción de la Estación del Ferrocarril con la condición que pongan su nombre a la Estación, no al barrio. El barrio ya existía, ya había gente viviendo. Cuando hicimos los estudios históricos nos enteramos que un grupo de vecinos, en el año 1947, le dieron el nombre de Villa Solsona a este lugar". 

Por lo menos el monumento y la placa le dan la razón a "Pirucho". Haciendo una recorrida afloran las narraciones: siguiendo por Diagonal 6 pasamos por la "Flor de Gorina", la panadería más antigua con más de 70 años en el rubro, abasteciendo pan y masas finas hoy en día. 

Vicente Saturnini además de fundar el negocio contribuyó activamente al progreso de su lugar. Hasta inauguraron la última etapa del tendido de gas en la zona de la panadería en su honor, pero eso viene más adelante. "Pirucho", habiéndo saldado la discusión del nombre, narra cómo inició su labor:

"A los 25 empecé con el reparto de leche. Iba con un carro y el caballo. Era leche de tambo, yo ordeñaba la vaca y salía a vender. Las ordeñaba acá en mi casa. Con el reparto llegué hasta City Bell. En realidad arranqué allá y después vendí solo en Gorina. Con los clientes que tenía acá no me hacía falta ir a otro lado. A la mañana ordeñaba y salía a vender, pasado el mediodía ya me encontraba de vuelta".

Ante la consulta por el año de interrupción del negocio, rebatió firme:

"Hasta hoy me encuentro vendiendo, a menor escala pero sigo vendiendo". 

"Pirucho"  Brichetti  es uno de los personajes históricos de Joaquín Gorina. Foto: Elba Noemí Pafundi.


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La llegada en barco: "Acá se tiraba el pan" 

Una gran cantidad de personas, muchos de los primeros habitantes, provenían de países europeos. A principios del siglo XX huían de la guerra, del hambre, o de ambos. Italia, España y Portugal son los países que surgen ante la consulta. 

Además, a mediados de siglo hubo una migración interna debido a una gran inundación por Quilmes y Hudson, donde muchas personas de quintas vinieron a trabajar la tierra a este lugar. 

"Mi tío se vino a la Argentina, se escapó de polizonte en un barco sin saber leer ni escribir. Llegó a Berisso y llamó a mi papá porque 'acá se tiraba el pan'. Después de 30 días llegó mi mamá y se instalaron", cuenta Elisa Rosa Cervino
 
"Él vio un reporte y se vino a trabajar a la textil. En ese momento no había nada ni nadie, solo la Estación, que venía gente de El Pato a trabajar a la fábrica, yo los veía porque estábamos a media cuadra de la Estación", sumó Cervino.
 
Su papá trabajaba en los talleres de la Usina y lamentablemente no tuvo un buen final:

"En el 70 más o menos cerró sus puertas sin resarcir nada a nadie. Fuimos todos a la puerta, pero nada. Con 4 hijos tuvo que agarrar cualquier cosa como abrir zanjas, después empezó con los paisanos, se ayudaban entre ellos a levantar casas". 

El derrotero del papá y la mamá de María no fue fácil, también huían de la guerra.


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La Plaza de La Paz

Frente a la Estación del Provincial, el espacio verde muestra unos pinos rastreros grandes y un mástil de la casa de Joaquin Gorina, puesto allí para preservarlo. Hay una piedra que se hizo en granito en ese tiempo también. 

El espacio fue trabajado junto con las Escuelas N°75 y 92. Tal vez para marcar el rumbo de los años, a finales de la última dictadura cívico militar, se eligió el nombre: Plaza de La Paz

En el conjunto de las casas al mismo nivel, la torre de la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos, Consumo y Vivienda de Gorina (COSEGO), sobresale con ímpetu social. La historia de organización y lucha persistente y colectiva se construyó año a año, escalón tras escalón. 

El mástil con la bandera argentina siempre flameando en Joaquín Gorina. Foto: Manuel Peralta.

Muchos de los primeros habitantes impulsaron construcciones como la Iglesia, la Escuela N°92, y el Jardín Federico Máspoli, entre otros. María González Serrano recuerda:

"Llegué al barrio con 3 años, ahora tengo 70. Mis padres venían de España con mis abuelos a trabajar la tierra. Gracias a ellos y a las familias Foschini, Frisenda, Gargiulo, González, Del Valle, Gentile y muchos más, este lugar se desarrolló. Nunca me iría a vivir a otro lugar". 


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Innumerables historias de esfuerzos, reuniones comunitarias y proyectos en común impulsados por personas anónimas de las filas del pueblo crearon la identidad de lo que hoy conocemos como Gorina. Los 100 años de la localidad son la suma de esfuerzo, perseverancia y construcción, responsables de todas las personas que la habitan. 

Son infinitas las historias que no caben aquí: como los preparativos para hacer la Iglesia con la búsqueda de los ladrillos en lo de Galeano (Calle 475 y 138) traídos a caballo por una niña de 14 años; o el nazi Adolf Eichmann criador de conejos cerca de la casa de "Pirucho", que fue huyendo hasta desembarcar en Brasil, donde no se supo más de él y su familia. 

El poder de la unión de las distintas personas con un mismo propósito fue el secreto más grande de la localidad de Joaquín Gorina. Y lo sigue siendo.


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Si te gustó esta primera entrega, no te pierdas la segunda parte que sale el día de mañana, sábado 2 de junio, para seguir compartiendo la rica historia de Joaquín Gorina en sus primeros 100 años de vida. 

 Un agradecimiento especial para Graciela Ramírez Gronda, que nos compartió imágenes y nos contó la historia de las mismas.

NexoNorte, la información transforma.

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