En una nueva entrega de extractos del libro "City Bell: Vecinos que cuentan historias", les compartimos el texto "Mis días por la Estancia Grande de la Familia Bell", publicado por Claudio Marcelo Marchesotti, quien rescató una hermosa historia que fue pasando en su familia de generación en generación.
Vale destacar que el autor es nieto de Alessandro Lisandro Marchesotti, uno de los primeros pobladores de la pujante localidad de la Zona Norte de La Plata e hijo de Oscar Ángel Marchesotti quien, en su juventud, supo trabajar en la histórica propiedad de los Bell y cuenta sus vivencias durante el verano de 1944.
— "Me llamo Oscar Ángel Marchesotti y nací en City Bell el 25 de agosto de 1932. Soy hijo de Alessandro, 'Alejandro', Lisandro Marchesotti, uno de los primeros pobladores del pueblo, quien se casó con Ángela Venetti en 1919 y formaron una de las familias más antiguas que aún habitan esta hermosa localidad.
Me gustaría contarles una breve y pequeña historia de la que fui protagonista hace ya muchos años en la Estancia Grande de la familia Bell. Fue a mis 11 años de edad, entre finales del año 1943 y principios de 1944. Por ese entonces la familia Bell necesitaba alguien que realizara algunas tareas menores en la Estancia durante el verano.
El cartero del pueblo de esa época, del cual no recuerdo el nombre, me preguntó si quería trabajar en la Estancia Grande de la familia Bell y, como hacía falta el dinero para ayudar a la familia, acepté, por supuesto.
Al día siguiente pasó a buscarme por mi casa de la zona de Calle 21 y 13 (actualmente Calle 472) el chofer de la familia Bell, de apellido Solá. Pasaba todas las mañanas, y me regresaba a mi casa por la tarde. Mis tareas eran muy simples, nada complicado.
Oscar Ángel Marchesotti pudo volver a ingresar a la Estancia Grande luego de 70 años gracias a las visitas guiadas organizadas por "Juanjo" Vendramín.
Tenían siete u ocho perros, y la primera tarea era limpiar el lugar donde dormían; después les daba de comer y los sacaba a pasear sueltos, sin las correas, por todo el predio hasta el monte de eucaliptus y la zona del arroyo.
Más tarde recogía frutas, como ciruelas, frambuesas y durazno japonés. También algunas verduras para la cocina, y las flores del cardo azul con las que cortaban la leche para hacer manteca y quesos. Además, cuidaba las plantas del jardín y juntaba flores con las que hacían los ramos con los que adornaban las salas de la casa de la familia Bell.
Al mediodía, me daban el almuerzo en el comedor, junto con el personal de la Estancia; y después del almuerzo debía cumplir con el ritual sagrado de dormir la siesta, para lo que tenía asignada una habitación en la casa del capataz, frente a la casona de la estancia. Ya por la tarde, y sobre el final de la jornada, me daban la merienda, y finalmente el chofer me llevaba nuevamente a mi casa.
Ese mismo año se produjo la expropiación de la Estancia, y ya no pude ingresar nunca más al predio. Pero, después de mucho tiempo, y cuando pensé que jamás volvería a recorrerla, hace muy poco tiempo y después de más setenta años, tuve la fortuna de ingresar nuevamente, gracias a las visitas guiadas que se comenzaron a realizar.
El predio está muy cambiado, ya no está como era entonces, pero aún se mantienen algunos lugares que pude reconocer y me hicieron revivir aquellos hermosos tiempos de mi niñez, del City Bell de mi niñez".
Según explican los colegas de City Bell VIVA en su sitio oficial, Jorge Bell fue un ciudadano inglés, casado con Catalina Ana Shaw y padre de cuatro hijos (Ethel Maud, Mabel Meay, Eduardo Jorge y Percival Guillermo), que se abocó a mejorar la zona (que hoy conocemos como City Bell) mediante el empleo de maquinarias y equipos, producidos por su familia, traídos desde Inglaterra.
Jorge tomó posesión de la Estancia Grande por escritura de partición otorgada en 1879 por su padre, al fallecer y en 1887 por su madre (enviada desde Liverpool). Poseía además otros dos establecimientos: "La Pacífica" en Tandil y "La Favorita" en Balcarce. Estas estancias eran usadas para invernar el ganado que se producía en la "Estancia Grande".
• Pautas para ser parte de la segunda entrega de "City Bell: Vecinos que cuentan historias".
• Lectura online y descarga de la primera entrega de "City Bell: Vecinos que cuentan historias".
• Para adquirir el ejemplar físico de la primera entrega, los interesados deberán acercarse a la sede del Club Atlético y Fomento City Bell, ubicada en Calle 473 entre 13 C y Diagonal 3.
• "La vuelta al mundo en una manzana": Así era City Bell hace 60 años.
• "El Jardín 911 y su gente": Una institución modelo en City Bell que va por sus 60 años.
• "Algo sobre el Colegio Fray Mamerto Esquiú": ¿Cómo era City Bell y su enseñanza hace 60 años?
• "El Savoia en los ochenta": Primeros amigos, travesuras y una infancia inolvidable en City Bell.
• ¿Sabías que City Bell tuvo su propio cine? Amanecer y ocaso de un sueño compartido.
• ¿Quién fue Roberto Themis Speroni y cuál es su vínculo con City Bell?
• La Casa Azul de Jorge Romero Brest: Un tesoro artístico que perdura en City Bell.
• Dueño de una pluma brillante: ¿Quién es "El Hombre Olvidado" de City Bell?
• Sus obras son tesoros en museos del país: Enrique Riccio y su lazo indeleble con City Bell.
• El mayor acontecimiento en la historia de City Bell: La noche en que se cayó la luna.
• Fútbol de época en City Bell: ¿Quiénes jugaron en La Canchita del Negro Joya?
• ¿Cuál es la familia que vivió en la primera casa de City Bell y dónde estaba ubicada?
• 5 mujeres luchando por un sueño: ¿Cuál fue el primer colegio privado de City Bell?
• Un cura, cuatro maestras y un Jeep: Así nació la Escuela Ceferino Namuncurá de City Bell.
• Iconos: Tres mujeres, un sueño y la visión de crear la primera galería de arte de City Bell.
• Un sueño llamado "Esperanza": La historia de la primera tienda de City Bell.
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